¡El
que esté libre de pecado que tire la primera piedra! ¡En boca de mentiroso
hasta lo cierto se hace dudoso! No son frases célebres, son algunas que a lo
largo de la historia política peruana nos han acompañado sin remordimiento
alguno. El peruano es así, creativo hasta para mentir.
¡Ama
Llulla!
Cuenta
la historia que los líderes políticos, quizás, mienten siempre para alcanzar el
poder y salvaguardar sus intereses. Esas mentiras han sido pequeñas, medianas y
a veces grandes. Al fin y al cabo, mentiras son.
Sin
embargo, la otra cara de la moneda es que cada cinco años el peruano se llena
la boca con improperios en contra de la mentira. Inflamos el pecho, gritamos a
los cuatro vientos dos palabras de nuestros antepasados incas, “Ama Llulla”: No
seas mentiroso.
Pero
también ensalzamos a los mentirosos, los convertimos en nuestros ídolos, somos
capaces de disculpar cualquier cosa, ponemos nuestro futuro en sus manos y
hasta votamos por ellos.
No, en
realidad votamos por sus mentiras.
“Dios
perdona el pecado, pero no el escándalo”, frase católica popular.
Así
es, una vez descubierta la mentira deviene el escándalo, palabra de origen
latín “scandalum”, se usaba en sentido figurado para señalar una trampa o un
escollo.
Entonces,
el escándalo surge al descubrirse una trampa, la cual se usa para permitir la transgresión
de códigos morales, éticos y hasta legales, pero en el ámbito político no solo
ocurre porque se miente, si no, por la voluntad de ocultar o mantener en
secreto acciones que benefician y que terceros pueden juzgar impropias.
Pero
todo aquel que cree en el ser supremo, le rendirá cuentas llegado el momento
por el daño social que puede causar una mentira “piadosa”.
¿Por qué se miente?
“Los
políticos mienten” es un pensamiento que la población repite de manera ardua.
Lo cierto es que, como seres humanos, los políticos pueden mentir, como también
decir la verdad, aunque se diga que justos pagan por pecadores.
La
especialista en Antropología filosófica, Genara Castillo, advierte que existen
varios motivos que llevan al camino oscuro de la mentira, por temor o miedo, o
para evitar el rechazo y el castigo.
Uno o
más motivos resultan en un alineamiento de razones emotivas, cognitivas y
conductuales.
Todo
comportamiento recibe un juicio de valor por la sociedad, con criterios y
acuerdos establecidos.
En las
diferentes dimensiones de la sociedad como la moral y ética, la mentira
representa un comportamiento no aprobado y, sobre todo, sancionado; en la
religión, se concibe como pecado; y en la política, es un acto corrupto, afirma
la antropóloga. Dicho esto, podemos llegar a la paupérrima definición, la cual
un mentiroso no se hace de la noche a la mañana, sino que poco a poco inicia la
distorsión de la gran imaginación y cambia de realidad una y otra vez.
Entonces,
con cada mentira su inteligencia se debilita y oscurece. Llega un momento en
que ya no puede reconocer la realidad, y empieza el triste espectáculo de creer
sus propias falacias.
Penoso
pero real y en la política de nuestro país aún existe, el peruano cae tan
rápido en mentiras piadosas, pero también las implementa. Un círculo vicioso
sin salida. Dura realidad.
Sin ir
muy lejos, ¿cuánto nos dura la indignación? ¿La justicia tarda, pero llega?
¿Los mentirosos de nuestro país han sido castigados de manera firme?
Y, ¿el
ganador es? -extracto de mentiras piadosas-
“No
hay peor ciego que el que no quiere ver”, “No hay peor sordo que el que no
quiere oír”, “No hay peor desentendido que el que no quiere entender”
La
lista es larga, podemos citar una y otra vez las frases del filósofo Lorenzo
Grazian, pero poca gracia tiene ir en contra de la corriente. Lamentable o no,
en los últimos 20 años de historia gubernamental, hemos vivido en una película
de gran taquilla. ¡Bienvenido a bordo!
1. El
expresidente Alejandro Toledo durante su camino a la fama y antes de ser
elegido gobernador de Perú, hizo matemáticas en sus curiosas entrevistas para
explicar cómo reduciría el IGV de 18% a 16%. Incluso argumentó que lo haría en
dos etapas y afirmó que este bajaría al 17% en los primeros cien días de
gobierno.
¿Cómo
se llama la obra?, en 2003 se subió el IGV a 19% y el exmandatario hoy prófugo de
la justicia peruana mencionó en el mensaje por Fiestas Patrias asumir la total responsabilidad.
El Ejecutivo explicó que solo se trataba de una medida transitoria para reducir
el déficit.
2.
Alán García tomó la posta para continuar la tradición y mostraba cierta
desconfianza ante el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, el
cual iba a ser ratificado en el Congreso. Acusó al gobierno de no informar lo
suficiente sobre el tema y en sus mítines prometía defender a los agricultores,
renegociar y así atender mejor las necesidades de los campesinos locales.
Realidad:
Llegó al poder, implementó el TLC y pasó a destacar de manera constante sus múltiples
beneficios. Apuntó a otros mercados y dedicó su gobierno a promover otros acuerdos.
Podrá ser “positivo”, pero una vez más la mentira llegó primero.
3. Una
más actual sucede con Pedro Pablo Kuczynski, en su campaña de 2016 prometía bajar
el IGV un punto cada año hasta llegar al 15%. Con respecto a la informalidad,
estaba convencido que la dejaría en 30%. El resultado es sencillo, nada de lo
mencionado sucedió, pero Kuczynski de igual manera tuvo un corto paseo por
palacio de gobierno. El economista Alek Brcic Bello, fundamenta que la retórica
política no distingue ideologías. Sin verdadera rendición de cuentas, una vez
en el gobierno ningún político se preocupa de que se cumpla lo que prometieron
en campaña. Y si nadie se acuerda del plan de gobierno, mejor.
“Esto
parece un cuento repetido, como si todo volviese a ocurrir cada cinco años, las
campañas llevan a los candidatos a decir cualquier cosa que el público de turno
quiera escuchar. Incluso en aquellos temas sobre los que no han pensado mucho,
cualquier promesa aguanta mientras suene mejor que la del adversario”, menciona
el economista.
Somos
un tigre que se quedó sin espacio para rayas.
Hoy,
la pandemia abrió un drama en el país, del que no pueden y no deben sacar
provecho aquellos que de manera incorrecta ponen el hombro para recibir una
vacuna de forma silenciosa, por ejemplo.
Ocultan
la acción porque se sabe incorrecta.
Todo o nada
Keiko
Fujimori y Pedro Castillo están en plena disputa por el poder, pero también son
observados cada día. Mentiras van, mentiras vienen y ninguno a la guerra le
teme. Sin embargo, es importante comprender que lo que pasa en el país, también
ocurre a nivel global.
¡Mentirosos
hay en todas partes! Sí, pero no se necesita consuelo, y tampoco exonerar un examen
de autocrítica, o ¿es lo que hay?
Promesa
1:
“Los
jueces y fiscales de Perú serán elegidos por mandato popular”, Pedro Castillo.
Análisis.
Es una medida inviable que evidencia desconocimiento, esto requiere una transformación
completa del sistema de justicia, imposible lograr en el mediano plazo y menos con
un Congreso fragmentado.
Promesa
2:
“Se
duplicará el monto de Pensión 65 de S/250 a S/500 bimensuales”, Keiko Fujimori.
Análisis.
No es viable. Por un lado, Pensión 65 es un programa social que atiende a
personas en pobreza extrema, pero deja afuera a gran parte de ciudadanos que
también tienen muchas necesidades e implicaría duplicar el costo actual del
programa, pero no precisa cómo se financiará, explica la investigadora María
Amparo Cruz Saco de la Universidad del Pacífico.
Se
mire a la derecha o la izquierda, nos encontramos atrapados en una telaraña de
promesas falsas. La mentira hace que la palabra se devalúe de forma rápida. El
valor actual de esta nos traslada al que alguna vez alcanzó el viejo inti. Hoy
nos encontramos en medio de una tremenda inflación verbal, en la que la palabra
no vale nada.
La
mentira se ha instalado en nuestra cultura como el talón de Aquiles, puede
sonar lírico o producto de un sueño, pero, Perú requiere de hombres y mujeres
que se formen en la verdad, para liberarse del engaño que tanto daño hace.
Recordar
no es volver a vivir, y decir Alberto Fujimori, Alejandro Toledo, Alan García,
Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski y Martin Vizcarra, nos traslada a una
serie de mentiras en su máxima expresión, con pruebas fehacientes, juicios,
penas de cárcel, extradición, lavado de activos y una lista infinita.
Lista
que solo el destino sabe quién la completará los próximos cinco años, y, lista
que duele como un mismo puñal.
¿Quién
no está cansado de escuchar que vivimos en crisis política durante las últimas
dos décadas? Nos exigimos un voto informado, pero dicha información conlleva
corrupción.
No son
lamentos, se sabe que el dinero es la miel de la humanidad, y que lo vivido
parece llevar una eternidad, pero el fin no justifica los medios.
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Por
Laura Luján Naveda (09-11-1991)
Todos los caminos me llevan al arte, estudié Actuación en Buenos Aires, Argentina, bailo marinera norteña desde niña. En la actualidad, estudio Periodismo y medios digitales. Si no actúo, bailo; si no bailo, escribo, y si no, me reinvento.