Ir al contenido principal

MIOPÍA AMBIENTAL

Cuidemos el amazonas, plantemos más árboles, no a la mina que contamina, valoremos el agua, Conferencias en la ONU y etc… Y es así como nos hacen creer que salvaremos el planeta.
El mismo método sigue puesto en práctica hoy como hace siglos, desinformar para confundir y seguir con lo establecido, sin embargo a través  del simple uso de la mayéutica podemos desvelar que toda la propaganda ambientalista fomentada por las grandes cadenas informativas, las ONG y los organismos internacionales es inexacta, muchas veces falsa y ocultadora de una gran verdad.
Es sencillo, ¿Qué es lo que ocasiona deforestación, contaminación y el agotamiento de recursos? Pues es la industria y el modelo económico actual o, en otras palabras, el capitalismo.
Las risueñas campañas con objetivos específicos como no usar bolsas de plástico o exigir a los gobiernos que cuiden los bosques son tremendamente absurdos. Como se puede pedir solucionar una consecuencia y no la raíz del problema en sí.

Si existe deforestación o se quema el amazonas esto es por motivación de la industria, si existe minería y contaminación de ríos o suelos se debe a  exigencias del “mercado”  y no  por descuido humano. Existe un sinfín de problemas ambientales donde los medios no brindan coyuntura a pesar de su impacto e importancia. Todos hablan de no usar bolsas de plástico, pero nadie habla de la enorme industria del plástico y como este material ha invadido todos los aspectos cotidianos, muebles, artefactos, recipientes y hasta ropa son fabricado de plástico que desprende partículas toxicas desde el primer uso, nadie dice que en nuestra sangre encontramos partículas de plástico que ocasiona, según varios estudios, infertilidad y desordenes hormonales. Coca Cola y Pepsi siguen regando sus envases sin ninguna responsabilidad como otras transnacionales.
Nadie habla acerca de los pesticidas usados para la agricultura los cuales terminan no solo en los ríos y mares sino en nuestros platos, Ni sobre la obsolescencia programada que obliga a la compra constante por la inutilidad de los artefactos que nacen con un tiempo de vida establecido por la industria, generando montañas de basura y tampoco nos cuentan que desde hace más de 100 años existe un foco que sigue funcionando y por qué nadie se pregunta sobre que sucedió para que las cosas duren cada vez menos.

Tampoco nos informan que crecimiento económico significa más desgaste de recursos y más polución. Toda actividad humana genera impacto ambiental, desde un sencillo desplazamiento.
El transporte de mercancías por mar, el transporte de pasajeros así como las fábricas generan emisión de gases contaminantes, ya existe la venta de aire embotellado y ciudades donde no se puede respirar sin mascarilla como Beijing.
La industria agrícola en Chile  toma toda el agua de los ríos para luego exportar la cosecha, La moda y el constante cambio de tendencias que nos crean la ilusión y angustia de desfasamiento no es más que motivar el consumo y andar acelerados en todo sentido. Si no te mueves ni se crea si no se crece nos estancamos gritan todos los periódicos. Y eso es esencialmente el capitalismo, obligarnos a trabajar sin la justa distribución económica, motivarnos al acelerado consumo a través de propaganda que impone subjetivamente hábitos o “modelos de estatus” para estancarnos en la pobreza por el gasto generado y así mantener el orden social.

Hay iniciativas más amigables con nuestro entorno como las ferias de trueque en Ecuador, donde se cambia desde una sencilla manzana sin intervención de dinero ni especulaciones, la promoción del consumo de alimentos locales que fomenta la economía interna y genera menor impacto, el cooperativismo, la reparación y el reusó de artefactos o ropa son una gran alternativa económica. Pero evidentemente todo esto va en contra del orden establecido y tienen poca o ninguna atención mediática.

La naturaleza exige respeto y si deseamos conservarla es necesario nivelarnos a su ritmo, el exceso de oferta, notado en la avalancha de productos y servicios de toda índole esperados a ser vendidos, provoca desequilibrio por los recursos tomados del entorno que son consumidos de inmediato cuando la renovación del mismo demora decenas de años o hasta siglos, sin olvidar todo el movimiento, basura y desplazamiento generados en consecuencia. Estamos obligados a cambiar y consumir lo necesario, de acuerdo a la estacionalidad como las antiguas tradiciones de hace siglos, además de señalar al verdadero culpable de la catástrofe y contaminación en la que vivimos: el sistema capitalista, no mediante campañitas ambientales.

 Por Enrique Paipay Pugliesi

Entradas populares de este blog

El Cuerpo, Aliado del Reo...

MANSABAMBA, La Tierra de los Mansos

El universo cachinesco poetizado en «Asiento reservado» de Raúl Tikona