I
¿Qué haré con este jardín?
todas las flores
que deberían estar aquí
están muertas.
que deberían estar aquí
están muertas.
Todo ha perdido la vida.
La única que queda en pie soy yo
y yo no me distingo mucho de estas
flores marchitas.
Aunque supongo que merece la pena
seguir adelante a pesar de todo
incluso aunque, todo lo que un día amé
no exista.
Planté estas flores con tanto cariño y esfuerzo,
que no pude ver cómo, nada podía
evitar que acabaran así.
Yo siempre me empeñé en que sí
podían florecer.
Quería verlas vivas
quise verlas crecer y quise creer que lo hicieron,
pero en el momento en que decidí
ver cómo eran las cosas en realidad,
todo estaba muerto
como desde el principio.
Supongo que merece la pena poder ver la realidad
incluso, aunque, esta duela más que
vivir en una construida a base de mentiras.
II
Preferiría ahogarme lentamente
que vivir para siempre en este desierto,
que el agua me atrapase,
que se colase por mis entrañas,
que se desbordara por mis cuencas.
que vivir para siempre en este desierto,
que el agua me atrapase,
que se colase por mis entrañas,
que se desbordara por mis cuencas.
Prefiero ahogarme mucho antes
que volver a sentir el áspero sabor
de la arena entre mis papilas.
Prefiero morir empapada,
si eso significa
que lo haré llena.
III
Interminables son las mentiras
con las que me trato de convencer a mí misma
de que todo este odio que me asfixia
solo me aprieta cuando te miro a ti,
y no cada vez pienso en la posibilidad
de que toda la oscuridad que me rodea
no la haya pintado otra persona
más que yo misma.
con las que me trato de convencer a mí misma
de que todo este odio que me asfixia
solo me aprieta cuando te miro a ti,
y no cada vez pienso en la posibilidad
de que toda la oscuridad que me rodea
no la haya pintado otra persona
más que yo misma.
La última noche junto a él
Se sintió como la más solitaria y fría de todas.
Se sintió como la más solitaria y fría de todas.
Cierto es que mis lágrimas
no fueron derramadas su partida,
pero podría decir,
que la dolorosa razón pesa más
que cualquier otro abandono.
Debido en qué en aquella primera noche,
última de muchas,
fui capaz de ver
la realidad que me envolvía
sin ningún filtro.
Y de entender,
que aquella pesada soledad
siempre había estado aquí.
Anaya Mendoza. Joven escritora de España que ha publicado algunos escritos en revistas, además de en redes sociales. |