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Eclipse Otoñal de Jhontan Ramírez


La poesía de Jhonatan Ramírez en este libro, es una poesía que versa a la vida, a la naturaleza, a la mujer y especialmente a la mujer andina, a la pareja que viene a ser la inspiración, la musa perentoria de aquellas noches solitarias en las que un poema se convierte no solo en la catarsis emocional, sino que también se vuelve una especie de cura y la exposición del subconsciente frente al mundo, frente a todos aquellos posibles lectores, que de un momento a otro, conocerán lo más íntimo del autor, sus cavilaciones y sentimientos más profundos, su amor y su desdén hacia una vida que se torna siempre en la eterna dicotomía de amor y odio, de bien y mal.
Jhonatan nos entrega versos que por momentos pueden parecer nostálgicos, melancólicos, apesadumbrados, lamentos trágicos de un amor que no siempre es perfecto y que sufre también los desvaríos de la naturaleza humana.

Manifiesta por ejemplo en el poema, Tardes de Otoño: “Amo las tardes de otoño, cuando veo/tu sonrisa dibujada en el epitafio de/una rosa, con sus pétalos ya mojados/que el rocío ha besado, para luego/ser llevado por el vaivén del olvido”.

Notamos la profunda nostalgia de un amor distante, de ese amor que siente cerca al ser amado pero se resigna a hacer del mismo un recuerdo para alimentar su vacío, o su deseo de tenerla cerca, y esto, no es quizá una mera casualidad, el autor, al ser policía de profesión y laborar en Huancavelica, está casi siempre lejos del hogar, de sus seres queridos más cercanos y, especialmente de su esposa, a quien le ha dedicado este libro, he ahí que la poesía muestra inconscientemente las perturbaciones y los sentimientos más profundos de una realidad que a veces, intentamos ocultar o transformar, porque, después de todo, la poesía es la ficción que el hombre pretende materializar, es el arte por el cual se nos ha hecho humanos, y es gracias  a la poesía que mantenemos aún ese vínculo con la belleza, los sentimientos, las emociones, las pasiones, el pensamiento, y todo aquello que nos diferencia de las bestias salvajes y nos hace humanos en un mundo que poco a poco va olvidando su razón.

Y así, en otros poemas como Recuerdos de un Amor Ausente, Desolación Nocturna, Ausencia Felina, entre otros, son una manifestación intrínseca de ese amor lejano, en verdad, todo el libro es atravesado paralelamente como un camino que va recorriendo ese sentir de la ausencia del ser amado, del recuerdo de los días juntos y del afán vehemente por volver a verla.
Otro tema sobresaliente en este libro es el amor por la mujer andina, reverenciando quizá la raíz del autor, quien es del distrito de Antonio Raimondi, Ancash, tierra de hermosos paisajes y bellas y trabajadoras mujeres, que aparecen en su poesía como imágenes pastoriles entre la alegría y la soledad de las verdes montañas, adornadas por esbeltos eucaliptos mecidos por un ligero viento andino, en los poemas Pastorcita en los Andes, Mujer Campurriana y Flor de Retama en cuyos últimos versos podemos leer:

Hierbas silvestres en los acantilados de los/ montes ondeados por el brusco viento,/ acequias con aguas diáfanas que saciaban/al llantén,/matorrales escondidos en los parajes de un breñal/manadas de corderos, que subían a los pajonales,/con sus albinos pelambres mojados/por el aguacero del amanecer.

Una descripción palpable de la sierra de nuestra patria, de la vida cotidiana del campo, un ensalzamiento, quizá del recuerdo de la niñez o de las visiones mismas de la actualidad al recorrer los campos hacia el trabajo.
No obstante, sería un error encasillar la poesía de Jhonatan como meramente romántica, es más, es un error encasillar la poesía en general, porque si algo tiene este arte por antonomasia, es la libertad, encontramos en la última estrofa del poema Sonidos del Silencio, una preocupación muy íntima por el poeta, por el hombre, por la vida misma y su mísero espectáculo en el que aparecen tópicos constantes en la poesía universal, como el silencio, la noche, y una visión tétrica de lo que podría ser el acto mismo de dedicarse a la escritura.
En general, la poesía de Eclipse Otoñal, nos entrega versos que van del amor a la tristeza, de la belleza del campo a la miseria, de la mujer como musa predilecta a la soledad impertérrita de la lejanía, de la distancia y el recuerdo. Al ser este, desde luego, un eclipse, hay un halo de oscuridad que circunda el libro, sin embargo, el autor parece estar aún en ese debate, en esa búsqueda de la propia voz por la que conducirá sus versos, parece vivir todavía el aciago enfrentamiento entre lo que quiere y lo que debe, quizá, quiera ser triste, obscuro, lúgubre, intenso, tétrico, pero creo que debe y se inclina más por ser romántico, pletórico, estético, así que pienso yo que este eclipse pasará pronto y vendrá la luz, esa misma que lo conducirá por el camino que el mismo debe elegir.
Porque la poesía más allá de ser un acto de creación muy íntimo, es siempre la voz y la consciencia de un hombre gritando hacia las masas y expandiéndose como un huracán por todas las conciencias humanas, abriendo los ojos, haciendo latir con mucha más fuerza los corazones, e irrigando el cerebro como una gota de luz, en medio de un eclipse otoñal. 


 Escribe: Ángel Valeriano


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